lunes, 8 de septiembre de 2014

Con La Capacha al hombro…


 Los ingresos económicos para poder mantener el funcionamiento del Hospital y poder dar respuesta médica, académica y mantener a todos aquellos niños enfermos, se obtenían a base de las limosnas  de todos los asturianos, que desde un principio acogieron como suyo el Sanatorio Marítimo de San Bernardo y San Hermenegildo. Los Hermanos de San Juan de Dios se habían organizado, de tal forma, que todos los rincones de Asturias eran pateados, calle a calle y barrio a barrio por aquellos religiosos, que familiarmente, se les llamaba  los “limosneros”. Cuatro eran los Hermanos, que  a las 8 de la mañana, de un día cualquiera, tomaban su capacha e imitando a Juan de Dios por las calles de Granada, tomaban los trenes de cercanías de  Avilés, Cuencas Mineras o capital del Principado y recorriendo calles y poblados, recogían  las limosnas, que voluntariamente,  les eran entregadas por los asturianos para sus niños.
Los niños tomando el Sol. en esta hermosa terraza.


"Hoy día es impensable pensar en  una Institución, que se cree y se dedique única y exclusivamente a niños  pebres y enfermos, que no tienen ningún tipo de recursos para pagar su hospitalización, que todo tiene que ser a base de donantes, de benefactores para poder subsistir; yo tuve la suerte de encontrar una benefactora y en la cabecera de mi cama había una placa en la que figuraba el nombre de dicha  persona, que ayudaba a costear los gastos de mi estancia en el Sanatorio Marítimo. Cómo se desarrollaba aquello? Parecía imposible que pudieran atender a tanta gente, más de 60 niños, todos ellos atendidos por la Comunidad  de Hermanos de San Juan de Dios e incluso los gastos, que ocasionaban  las operaciones, la atención sanitaria y la hospitalización.  Los Hermanos salían por toda Asturias a pedir para los niños del Marítimo. Los niños que estábamos en el Marítimo éramos todos pobres, pobres de verdad, si recursos económicos de ningún tipo, yo he llegado a pensar, que si no  hubiera existido  el Sanatorio Marítimo, no sé, no sé cómo habría podido luchar contra mi enfermedad, a lo mejor no estaba ahora aquí contándote estas cosas, por tanto, yo siempre estaré muy agradecido al Sanatorio Marítimo y siempre lo tendré en un pedestal, pues en el pasé una parte muy importante de mi vida” Así se expresaba el antiguo alumno/usuaria del Sanatorio Marítimo en aquellos años 50, José Ramón Zapico. José Ramón Zapico con los años  sería Alcalde de Pola de Laviana y Presidente del Parlamento Regional Asturiano.

Sr. Obispo de Atenas visita el Sanatorio Marítimo.


Aunque el número de visitas ha descendido últimamente, sin embargo mucha gente sigue  visitando a los niños hospitalizados. Hace unos fechas el Marítimo recibió la visita del Sr. Obispo Theodosi (Grecia) quien visitó a los niños acompañado del P. Tineos Tipaldros, ilustre jesuita español, que durante muchos años perteneció a las misiones griegas en Polonia . Fueron recibidos por el Hermano Superior y la Comunidad de Hermanos. Los niños al verles aparecer en sus salas irrumpieron en una cerrada ovación, que el Sr. Obispo correspondió con mucho afecto y cariño hacia todos ellos.  Después les dirigió unas palabras  exhortándoles  a que desde sus lechos del dolor pidieran al Todopoderoso por su Grecia querida y decía a los niños, que de los 7.000.000 millones de habitantes, que en entonces tenía Grecia (Años 50) solamente 45.000 eran católicos , los niños volvieron a mostrar su afecto y cariño a estos ilustres visitantes, quienes antes de finalizar la visita al Sanatorio Marítimo firmaron en el libro de honor del centro donde el Sr. Obispo dejó escrito: “ Bendigo de corazón esta obra tan agradable a Dios de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios . Cristo, el amigo de los niños, bendiga la Obra y bendiga a aquellos, que se sacrifican por estos pequeños, amigos de Jesús.
Gerardo Alonso Matías.

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