martes, 5 de agosto de 2014

Después de la inauguración..

Pasadas las celebraciones de la inauguración del  Centro, El Sanatorio Marítimo inicia una nueva vida. Son más de 40 los niños, que ya están hospitalizados y como dijera el Padre Provincial el día de la inauguración, en este Hospital serán recibidos cuantos niños enfermos y pobres llamen a sus puertas y sufran desviación de la columna vertebral, padezcan lesiones de cadera, tumores blancos, mal de Pott, parálisis infantil, procesos fistulares, pies zambos, poliomielitis y tantas otras deformaciones congénitas, propias de la especialidad ortopédica a la cual se dedicará el Sanatorio. Contará con los adelantos más modernos de la ciencia médica,  para conseguir la rehabilitación de tantas pobres criaturas, que habitan en nuestros pueblos y ciudades, en cualquier lugar de Nuestra Asturias. 
Sala de San Rafael una tarde de día de fiesta.
Muchos de estos procesos curativos son de una larga duración  y de una marcada lentitud; en la mayoría de los casos, seran años de internamiento. Pues bien, mirando por el bien de los niños y de sus familias, La Orden Hospitalaria de San juan de Dios, aprovecha este hermoso tiempo para dar a los niños hospitalizados y en sus propias camas, dentro de las salas, que se convierten de esta manera en escuela, la educación primaria y se les imparte, al mismo tiempo, la formación religiosa adecuada a sus edades. Se está comprobando que muchos de estos niños a su ingreso en el Sanatorio, no conocían ni el abecedario  y mucho menos la aritmética. Pues bien, en el tiempo que dure su ingreso en el Hospital, Los Hermanos Hospitalarios se encargarán de impartir dichas enseñanzas para que los niños cuando se les de el alta médica, salgan del Sanatorio Marítimo, con unos conocimientos,  acordes a su edad.
Mediante el ejercicio de la caridad, bien entendida, La Orden Hospitalaria ha cumplido siempre con uno de sus lemas favoritos: “el ir a las almas por los cuerpos”, sin cuyo postulado espiritual, carecería de sentido La Orden Hospitalaria.

Recordemos lo que el Santo Padre Pio V dijo al presentarle Los Estatutos para su aprobación: “Esta es la flor que faltaba en el ameno jardín de la Iglesia.”
Muchos os estaréis preguntando: Para llevar a feliz término el funcionamiento de este nuevo hospital, Sanatorio Marítimo, con qué capital se maneja?  El P. Provincial se hizo esta misma o parecida pregunta en el día de su inauguración y él mismo se dio la respuesta: “Contamos con el mismo capital, ni más ni menos, que hace más de cuatrocientos años legara nuestro glorioso Padre Fundador, San Juan de Dios, ninguno”.
Confiamos plenamente en La Divina Providencia, en las limosnas y en las suscripciones, que las gentes de Asturias nos están otorgando.

A partir de ahora, cuatro Hermanos Hospitalarios recorrerán diariamente los pueblos de Asturias informando de lo que es el Marítimo y recabando limosnas para poder sostener los gastos del Hospital y así poder atender a nuestro chicos hospitalizados. El Marítimo será similar a otros centros-hospitales de la Orden de San juan de Dios repartidos por la geografía nacional, San Rafael de Madrid, San Juan de Dios de Barcelona, San Juan de Dios de Córdoba, Santa Clotilde de Santander, Jesús del Gran Poder en Sevilla, San Rafael de Vigo, San Juan Grande de Jerez de La Frontera, San juan de Dios de Granada… cuyos ciudadanos de esos lugares, les mantienen y apoyan con sus limosnas y suscripciones.

En Asturias Los Hermanos de San Juan de Dios patean a diario toda la provincia y en todos los sitios van explicando la obra del Sanatorio Marítimo. La respuesta en todos los lugares es muy positiva. Por toda Asturias fue llevado el mensaje, éste caló muy hondo, sobre todo, en  Las Cuencas Mineras del Caudal y del Nalón, donde la clase trabajadora y minera respondió admirablemente. Con gran orgullo contaba un Hermano limosnero, que en uno de los pueblos del Concejo de Langreo, un minero se hallaba ausente en una de las reuniones generales, que un Hermano había tenido en Sama de Langreo, pero oyó hablar con gran  entusiasmo en el chigre de la visita del fraile y el ofrecimiento desinteresado, que hacía el religioso de su Sanatorio para los hijos del pueblo y como esto ocurría en el preciso momento de pasar por allí el fraile, este minero se acerca al religioso  y le dice: “Padre, como verá  Usted, yo soy un obrero y padre de doce hijos. Anóteme como socio de su obra con una peseta mensual. Poco es, Padre, lo comprendo, pero no puedo más. Cuando venga Vd. por aquí para cobrar la suscripción de los demás, no deje de pasar también por mi casa. Quién sabe si algún día necesitarán mis hijos de sus servicios, y aun cuando así no fuera, gustoso le daré la peseta mensual para cualesquiera otro de mis compañeros, que tenga esta desgracia.”

Gerardo Alonso Matías.

1 comentario:

  1. Enhorabuena Gerardo!
    Una gran entrada, esperamos que sigas contándonos muchas más anécdotas. Un abrazo

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