jueves, 26 de febrero de 2015

Las clases en la sala

La Orden Hospitalaria de la provincia de Castilla acaba de celebrar el Capítulo Provincial y en él ha salido elegido Provincial de esta provincia el Hermano Juan Grande Alcolea y ha sido nombrado Prior de la casa de Gijón, el Hermano Pedro Martínez Zarza, quien llega a Gijón y toma posesión el día 18 de Agosto.
El Sanatorio Marítimo inicia una nueva andadura, como siempre suele ocurrir, con la llegada del nuevo Hermano Provincial y del nuevo Hermano Prior, suelen   realizarse distintos  cambios de Hermanos, que pasan de unas casas a otras.  Gijón cuenta en la actualidad, con una Comunidad de  11 Hermanos.          
 La vida en el hospital continúa su andadura, no sin ciertas dificultades económicas, que poco a poco y con la ayuda de La Curia Provincial, se van solventando.
Las clases de nuestros niños hospitalizados continúan con normalidad. Hemos empezado un nuevo curso y con él,  ha llegado un nuevo maestro,  el toledano D. Abraham Carrasco Montero. 

Los niños continúan con sus clases y sus rehabilitaciones; como ya dijimos en otro comentario, hay niños, que  asisten a las clases durante los días que dura su hospitalización, otros unas semanas, unos meses, quizás un año o quizás varios años. Todo ello, está en función de la enfermedad que padezca. 
El Sanatorio Marítimo antes de tener los aparcamientos
El horario de nuestros chavales suele comenzar a las 8,30 horas, cuando el Hermano y la enfermera les asean y sirven el desayuno. Después de arreglar las camas y limpiar las habitaciones, a eso de las nueve de la mañana, llega el maestro a clase y cada niño coge sus libros, la clase va a empezar. 
Ya dijimos cómo estaban preparadas las camas para que el niño pudiera hacer sus deberes escolares, lo más cómodo posible. Sobre la cama, preparada para poder escribir y estudiar,  los niños tienen sus libros, sus cuadernos y cuantos elementos didácticos necesiten, para mejor facilitar su aprendizaje, cuando comiencen las clases. Los niños reciben, a lo largo de la jornada,  algo más que la lección académica; reciben el cariño y la entrega de cuantas personas les atienden durante su permanencia en el hospital. Dijimos en otro comentario, que la cama es su lugar de estudio, su patio de recreo, su comedor, el lugar de trabajo, donde, según su tipo de enfermedad,  va a pasarse una corta o larga temporada.
Cuando ingresa un niño en el Hospital, enseguida se entera de que aquí existe un colegio porque los otros niños, se lo cuentan de manera que hay ocasiones en que algunos padres, antes de que el maestro se dirija a ellos, son ellos los que se  ponen en contacto con el maestro para informarse e informarle y concretar los aspectos, que se van a seguir en la educación de su hijo.
Un “Colegio” insertado en la dinámica del funcionamiento de un Hospital Infantil, reúne unas características muy especiales. En primer lugar, la estancia de los niños es muy variable, dependiendo obviamente de la causa, que haya motivado su  hospitalización y casi siempre resulta imposible establecer un programa de estudios, en relación con el tiempo, al no conocerse lo que vaya a permanecer en el hospital, en centro. También tendremos muy en cuenta, que en su mayoría los niños permanecen en cama y en muchas ocasiones permanecen inmóviles, o manteniendo una determinada posición o con algún aparato ortopédico.
El colegio se preocupa, como es lógico, por el desarrollo de la personalidad del niño, ayudándole a que tome conciencia, en lo posible, de su situación actual y lo asuma, como un hecho más en su vida. Las clases se desarrollan en un ambiente distendido, pero eso sí, con absoluto rigor académico. El maestro debe procurar que los niños sigan un ritmo parecido al que llevarían en su escuela ordinaria, en su colegio, en su pueblo.  El maestro ha de intentar  rodear a los niños, de ese ambiente de escuela, de colegio, al que estaban acostumbrados, los niños siempre están dispuestos a colaborar  con su maestro para conseguirlo, casi nunca  suelen oponer resistencia, ni aprovecharse de su enfermedad, de que están en la cama, incluso muchas veces, cuando hemos finalizábamos por la tarde la jornada escolar, te decían que te quedes un ratito más con ellos, junto a su cama  para aclararles alguna duda o preguntarte o contarte a solas algunos de sus problemas
Los niños en la terraza tomando el Sol
  El maestro  debe de mantener periódicamente contacto con los profesores o maestro de la escuela o  colegio de procedencia de los niños, con el fin de conocer el punto aproximado en el que han quedado sus conocimientos cuando ha abandonado la escuela y llegado al hospital,  conocer aquellas  áreas o materias, en las que pueda tener o haya tenido más  dificultad, en suma, cualquier dato de interés para mejorar su rendimiento escolar.
 Nuestros niños hospitalizados procurarán tener y utilizar los mismos textos escolares y realizar los mismos o semejantes  ejercicios a los que estaba acostumbrado a realizar en su colegio, en su escuela con su maestro o con sus profesores. Los niños cuando llegan al hospital son evaluados y al llegar el mes de Junio vuelven a ser evaluados y así comprobamos si han sido superados o no, los objetivos de las distintas áreas que han estudiado a lo largo del curso escolar y así podremos  constatar su aprovechamiento, quedando después reflejados los resultados  en su “extracto del registro personal del alumno”. El famoso (ERPA).
 En nuestras clases se efectuaban las pruebas correspondientes a la evaluación de final del curso con el fin de evitar la repetición del curso o ciclo. Estas pruebas y las actas correspondientes se enviaban al Colegio Héroes del Simancas de Gijón, que era el Colegio Público, al que estaba adscrito el Aula unitaria del Sanatorio Marítimo. En un noventa por ciento de cada caso se consigue “evitar la marginación del proceso educativo”. Si algún niño llegaba al Sanatorio Marítimo sin escolarizar, se le orientaba desde  el Centro, bien a través de la Asistente Social o bien directamente el propio maestro y cuando se le daba el alta médica, se le ubicaba en el colegio o escuela, que pudiera corresponderle, teniendo en cuento el domicilio del niño y el domicilio de sus padres o familia.
El niño al ser dado de alta médica y reincorporarse a la vida ordinaria, siempre lleva consigo la acreditación del nivel, que ha alcanzado.
 El horario de las clases era de mañana y tarde. El jueves por la tarde se dedicaba a las visitas de las familias y la clase esa tarde del jueves, se trasladaba a la mañana del sábado. 
Como final podemos decir, que nuestra Escuela Hospitalaria era muy familiar y cercana, el maestro vivía en el propio centro y  durante la estancia del niño en el Marítimo podemos decir que es la escuela la que “va” al niño de tal forma, que la enseñanza era absolutamente personal e individualizada, que era una forma de trabajo motivadora en sí misma, que respetaba los ritmos de comprensión y ayuda a la maduración intelectual del niño. “Los niños se enteran muy bien de lo que saben, de lo que resuelven, de lo que no saben y no pueden resolver”; se les provocan conductas de cambio  para que tengan, que aportar sus propios recursos y resolver las dificultades que se puedan presentar.

Gerardo Alonso Matías 

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