sábado, 12 de noviembre de 2016

Antonio Blanco OH. Descansa en Paz.


 El pasado día 21 de Octubre del presente año, fallecía en el Hospital de San Juan de Dios de la ciudad de León, el H. Antonio Blanco Rodríguez, quien durante 6 años había sedo H. Superior de esta casa, Sanatorio Marítimo de Gijón. Nos ha parecido oportuno reanudar nuestro Blog reflejando literalmente la homilía que el H. Marino Sánchez oh, Capellán del Sanatorio Marítimo, pronunció en la misa dominical del día 30 de octubre ofrecida por el eterno descanso del H. Antonio.

       “ ANTONIO BLANCO RODRÍGUEZ EXPERTO Y COMPROMETIDO EN HOSPITALIDAD”

SEMBLANZA

En el mes de noviembre volcamos la memoria hacia aquellos que nos precedieron en el recorrido de la vida; miramos a los santos desde una perspectiva de fe cristiana y a los difuntos desde el recuerdo de su virtuoso ser y hacer al caminar por la vida. Tanto el parentesco como las virtudes de los que aquí tuvimos cerca, nos lleva de la mano al Libro Sagrado   del Eclesiástico   para hacer “el elogio de los hombres de bien cuyas buenas obras no se han olvidado y fueron un motivo de orgullo para sus contemporáneos. Sus cuerpos fueron enterrados en la paz, pero su nombre está vivo por todas las generaciones. Observó la ley del Altísimo, que lo hizo entrar en su alianza; esa alianza fue inscrita en su carne; permaneció fiel en el día de la prueba.” Sirácides (Eclesiástico 44).

A orillas del Danubio
Es obligado para nosotros hacer el elogio del “hombre de bien” que fue el Hno. Antonio Blanco Rodríguez.  Él ha dejado marcadas las huellas de sus pies en el camino de la vida de cuantos tuvimos la dicha de conocerle y disfrutar de su cercanía. El “murió con las botas puestas”. Su compromiso con la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios lo llevó hasta el final con la fuerza de una voluntad incondicional.
El Hno. Antonio, quien durante los últimos 6 años se desempeñara como Superior en la Comunidad Juandediana del Sanatorio Marítimo de nuestra Ciudad de Gijón, dio su gran zancada para saltar las barreras del tiempo y alcanzar la puerta de acceso al mundo de la infinitud, al día sin ocaso y de la felicidad sin límites. Setenta y siete años invirtió el Hno. Antonio para recorrer el camino donde Dios le puso en este mundo: Antonio había nacido en Rozuelo (León) el 8 de mayo de 1939 y falleció en León, Hospital San Juan de Dios, el pasado 21 de octubre.  Desde muy joven se inició en la vida y obra de San Juan de Dios, como colegial en Palencia; con 18 años elige como hoja de ruta la vida en hospitalidad, y se consagra a Dios en la vida religiosa, comprometido con los votos de pobreza, castidad, obediencia y hospitalidad. Este compromiso, asumido con responsabilidad, enmarcó y dio sentido a las sucesivas etapas de su vida, haciendo camino al andar.  Comprometido con los votos de obediencia y hospitalidad, como hilo conductor, recorrió con fidelidad el camino que por vocación decidió emprender: período de formación; ejercicio directo de la hospitalidad como enfermero; misionero en   Bolivia; asumió con probada responsabilidad la dirección   de Comunidades, Centros Hospitalarios y Centros de formación. Los mimbres que entretejieron y dieron contenido a la vida de nuestro Hno. Antonio podemos concretizarlos de esta manera Como cristiano sabía muy bien que “el justo vive por la fe”.  Atento a la llamada de Jesús, se fió de su palabra: “El que me siga le haré ver la salvación de Dios.” “Si el grano de trigo cae en tierra y muere da mucho fruto”.   Y atento igualmente a la llamada a la hospitalidad, se le hacen exigencia las palabras de Juan de Dios: “Si vienes a esta casa de Dios ha de ser para trabajar y no holgar, donde al hijo más querido se le dan los mayores trabajos”.   

Haciendo el Camino de Santiago
                                                                                                                                                     
Fue un convencido de su fe y su vocación y así vivió empapado en el evangelio de la misericordia bajo la insignia y bandera de S.   Juan de Dios: “Tengan siempre caridad, que donde no hay caridad no está Dios, aunque Dios en todo lugar esté”. “Tengan todos muy presentes el fin altísimo para el que vinieron a la Orden. No fue otro que el atender caritativamente a los enfermos. Atendedlos con todo cariño. Sacrificaos por ellos como Cristo se sacrificó por nosotros. No os separéis de su lado, y cuanto sea mayor el peligro, más adictos y abnegados debéis mostraros con ellos” (Bto. Guillermo Llop).                 

 Y pasó, Como Jesús, haciendo el bien. Convencido de que “en el ocaso de la vida seremos examinados en el amor”; estas palabras de San Juan de La Cruz, se hacen verdad en el evangelio de San Mateo: “Venid, benditos de mi Padre, a poseer el reino, porque tuve hambre y sed, estuve desnudo, enfermo y en la cárcel… y en todo me socorristeis”.
Este es el mensaje que Antonio encarnó en su vida y hoy nos deja como herencia: “Que la paz de Cristo habite en vuestros corazones, permaneced firmes en la fe, constantes en el amor y alegres en la esperanza”. Y aunque la vida se te haga cuesta arriba no te rindas: “No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar los escombros, y despertar el cielo…” (Mario Benedetti)
Hoy es nuestra voluntad obligada rendir homenaje agradecido a nuestro Hermano Antonio,quien en su ejercicio como Superior de la Comunidad del Sanatorio Marítimo, y muy consustanciado  con la cruz de la enfermedad que le acompañó en la prolongada y última etapa de su vida, siempre nos brindó  sonrisas y serenidad, afecto  y cercanía a cuantos él entrañablemente amaba, los más débiles, los más  necesitados de salud, cariño y dedicación. Gracias Hno. Antonio por el legado espiritual que nos has dejado, el camino que nos has trazado y el estímulo que nos ofreces para seguir abriendo caminos de fe, amor y esperanza en un mundo ahíto de valores evangélicos como los que tú has vivido con tanta intensidad, voluntad y compromiso. 


Semblanza-Homilía en la Misa Funeral celebrada en el Sanatorio Marítimo de Gijón con la concurrencia de Comunidad Religiosa, Familiares del Hno. Antonio; Usuarios del Centro, Colaboradores, Voluntarios y los muchos amigos que lo conocieron y experimentaron su afecto y cercanía durante los seis últimos años que se desempeñó como Superior de este Centro. Todos participamos con dolor y esperanza; con pena y alegría en la celebración pascual de nuestro querido Hno. Antonio. Oración, palmas y lágrimas formaron un amasijo de sentimientos y ofrendas implorando, para él,  la resurrección con Cristo y el premio de la vida eterna.”
Marino Sánchez oh. Capellán del Sanatorio Marítimo.


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