El pasado día 21 de Octubre del presente año,
fallecía en el Hospital de San Juan de Dios de la ciudad de León, el H. Antonio
Blanco Rodríguez, quien durante 6 años había sedo H. Superior de esta casa,
Sanatorio Marítimo de Gijón. Nos ha parecido oportuno reanudar nuestro Blog
reflejando literalmente la homilía que el H. Marino Sánchez oh, Capellán del
Sanatorio Marítimo, pronunció en la misa dominical del día 30 de octubre
ofrecida por el eterno descanso del H. Antonio.
“ ANTONIO BLANCO RODRÍGUEZ EXPERTO Y
COMPROMETIDO EN HOSPITALIDAD”
SEMBLANZA
En el mes de noviembre volcamos la memoria hacia aquellos
que nos precedieron en el recorrido de la vida; miramos a los santos desde una
perspectiva de fe cristiana y a los difuntos desde el recuerdo de su virtuoso
ser y hacer al caminar por la vida. Tanto el parentesco como las virtudes de
los que aquí tuvimos cerca, nos lleva de la mano al Libro Sagrado del Eclesiástico para hacer “el elogio de los hombres de bien
cuyas buenas obras no se han olvidado y fueron un motivo de orgullo para sus
contemporáneos. Sus cuerpos fueron enterrados en la paz, pero su nombre está vivo
por todas las generaciones. Observó la ley del Altísimo, que lo hizo entrar en
su alianza; esa alianza fue inscrita en su carne; permaneció fiel en el día de
la prueba.” Sirácides (Eclesiástico 44).
A orillas del Danubio |
Es obligado para nosotros hacer el elogio del “hombre de
bien” que fue el Hno. Antonio Blanco Rodríguez.
Él ha dejado marcadas las huellas de sus pies en el camino de la vida de
cuantos tuvimos la dicha de conocerle y disfrutar de su cercanía. El “murió con
las botas puestas”. Su compromiso con la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios
lo llevó hasta el final con la fuerza de una voluntad incondicional.
El Hno. Antonio, quien durante los últimos 6 años se
desempeñara como Superior en la Comunidad Juandediana del Sanatorio Marítimo de
nuestra Ciudad de Gijón, dio su gran zancada para saltar las barreras del
tiempo y alcanzar la puerta de acceso al mundo de la infinitud, al día sin
ocaso y de la felicidad sin límites. Setenta y siete años invirtió el Hno. Antonio
para recorrer el camino donde Dios le puso en este mundo: Antonio había nacido
en Rozuelo (León) el 8 de mayo de 1939 y falleció en León, Hospital San Juan de
Dios, el pasado 21 de octubre. Desde muy
joven se inició en la vida y obra de San Juan de Dios, como colegial en
Palencia; con 18 años elige como hoja de ruta la vida en hospitalidad, y se
consagra a Dios en la vida religiosa, comprometido con los votos de pobreza,
castidad, obediencia y hospitalidad. Este compromiso, asumido con responsabilidad,
enmarcó y dio sentido a las sucesivas etapas de su vida, haciendo camino al
andar. Comprometido con los votos de
obediencia y hospitalidad, como hilo conductor, recorrió con fidelidad el
camino que por vocación decidió emprender: período de formación; ejercicio
directo de la hospitalidad como enfermero; misionero en Bolivia; asumió con probada responsabilidad
la dirección de Comunidades, Centros
Hospitalarios y Centros de formación. Los mimbres que entretejieron y dieron
contenido a la vida de nuestro Hno. Antonio podemos concretizarlos de esta
manera Como cristiano sabía muy bien que “el justo vive por la fe”. Atento a la llamada de Jesús, se fió de su
palabra: “El que me siga le haré ver la salvación de Dios.” “Si el grano de
trigo cae en tierra y muere da mucho fruto”.
Y atento igualmente a la llamada a la hospitalidad, se le hacen
exigencia las palabras de Juan de Dios: “Si vienes a esta casa de Dios ha de
ser para trabajar y no holgar, donde al hijo más querido se le dan los mayores
trabajos”.
Haciendo el Camino de Santiago |
Y pasó, Como Jesús,
haciendo el bien. Convencido de que “en el ocaso de la vida seremos examinados
en el amor”; estas palabras de San Juan de La Cruz, se hacen verdad en el
evangelio de San Mateo: “Venid, benditos de mi Padre, a poseer el reino, porque
tuve hambre y sed, estuve desnudo, enfermo y en la cárcel… y en todo me
socorristeis”.
Este es el mensaje que Antonio encarnó en su vida y hoy nos
deja como herencia: “Que la paz de Cristo habite en vuestros corazones,
permaneced firmes en la fe, constantes en el amor y alegres en la esperanza”. Y
aunque la vida se te haga cuesta arriba no te rindas: “No te rindas, aún estás
a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus
miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo. No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar los escombros, y despertar
el cielo…” (Mario Benedetti)
Hoy es nuestra voluntad obligada rendir homenaje agradecido
a nuestro Hermano Antonio,quien en su ejercicio como Superior de la Comunidad
del Sanatorio Marítimo, y muy consustanciado
con la cruz de la enfermedad que le acompañó en la prolongada y última
etapa de su vida, siempre nos brindó
sonrisas y serenidad, afecto y
cercanía a cuantos él entrañablemente amaba, los más débiles, los más necesitados de salud, cariño y
dedicación. Gracias Hno. Antonio por el legado espiritual que nos has dejado, el
camino que nos has trazado y el estímulo que nos ofreces para seguir abriendo
caminos de fe, amor y esperanza en un mundo ahíto de valores evangélicos como
los que tú has vivido con tanta intensidad, voluntad y compromiso.
Semblanza-Homilía en la Misa Funeral celebrada en el
Sanatorio Marítimo de Gijón con la concurrencia de Comunidad Religiosa,
Familiares del Hno. Antonio; Usuarios del Centro, Colaboradores, Voluntarios y
los muchos amigos que lo conocieron y experimentaron su afecto y cercanía
durante los seis últimos años que se desempeñó como Superior de este Centro.
Todos participamos con dolor y esperanza; con pena y alegría en la celebración
pascual de nuestro querido Hno. Antonio. Oración, palmas y lágrimas formaron un
amasijo de sentimientos y ofrendas implorando, para él, la resurrección con Cristo y el premio de la
vida eterna.”
Marino Sánchez oh. Capellán del Sanatorio Marítimo.
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