Un afán de constante superación
late en mis pensamientos para mejor ir preparándome para la tarea profesional
que estoy ejerciendo. Este es mi primer año en la enseñanza y me surgen por doquier
muchas ideas para poder adquirir más conocimientos acerca de este mundo, para
mi nuevo, de la educación especial y pronto poder llevar a feliz término estos
conocimientos. Se me propone acompañar a los profesores del Centro de
Valladolid en el próximo viaje que van realizar a la capital de España. Un
viaje a Madrid para visitar Centros similares a los nuestros, Instituto Médico
Pedagógico de Valladolid y Sanatorio Marítimo de Gijón y así poder adaptar a
nuestros centros lo que en ellos viésemos de bueno. Para lograr este
objetivo todos los profesores acompañados de algunos Hermanos Hospitalarios nos
trasladaremos a Madrid. Y llega el día señalado. Efectivamente en una mañana
fría del mes de Diciembre emprendemos el camino, meditabundos, somnolientos y
oteando el horizonte, que poco a poco empieza a vislumbrarse. Llegamos a la
capital de España con un Sol radiante, casi primaveral y sin tiempo que perder
nos dirigimos hacia la calle General Oraá, donde está ubicado el Instituto
Nacional de Pedagogía Terapéutica dirigido por Dña. María Soriano, quien nos
tiene citados a las 11 horas de la mañana. Al llegar al Instituto a nuestro
grupo se unen otros profesionales nacionales y extranjeros y, con la
amabilidad que caracteriza a Dña. María nos recibe con exquisita puntualidad,
con su amabilidad característica y con su locuacidad, propia de Dña. María
fundada en sólidos conocimientos y experiencia. Nos hizo una breve
exposición sobre la historia del Instituto incitándonos al diálogo, que surge
rápido, pues eso era uno de nuestros deseos. Pronto pudimos comprobar ese raudal
de ciencia que fluye de sus palabras sencillas, amenas, vulgares, pronunciadas
con el corazón puesto en los labios. Por todo ello, me es imposible plasmar en
unas líneas las dos horas largas, que duró nuestro coloquio; pero en síntesis
lo fundamental fue lo que sigue: Este Centro, Instituto Nacional de Pedagogía,
al igual que todos los centros, que como los vuestros de Valladolid y Gijón, no
persigue fines lucrativos, tiene sus puertas abiertas para todos los niños, que
vivan en España y se encuentren afectados de deficiencias psíquicas. Como su
capacidad es limitada, tiene establecido un servicio de reconocimiento,
diagnóstico y orientación hacia padres y maestros. De esta forma puede atender
un número ilimitado de alumnos. Funcionamos a base de un estudio detallado de
nuestros chicos y de una orientación acerca de los métodos que han de aplicarse
dentro del hogar y de la escuela ordinaria a la que asista el niño con una
vigilancia y reconocimiento periódico. Dña. María considera que en el seno de
la familia se puede llevar a cabo una
reeducación adecuada si se siguen las normas que desde el Centro les dictamos.
Dña. María ve el internado como necesario en aquellos casos en que por
desavenencias familiares o residencia de núcleos de población alejados, no
pueda cumplirse el tratamiento adecuado. Después de exponernos unas
consideraciones pedagógicas y de unas vivencias vividas muy intensamente con
estos niños pasó a exponernos cómo ella veía la reincorporación de estos
jóvenes a la sociedad laboral una vez rehabilitados en lo posible. Según ella
tras los intensos trabajos realizados va logrando que muchos de estos muchachos
sean admitidos por algunas empresas, aunque no de manera plena como Ella desearía,
teniendo que recurrir muchas veces a la amistad y recomendación. Cuando se
trata de niños débiles o niños medios encuentra menos problemas.
Dña. María nos
insiste mucho sobre este problema por considerarlo muy importante. Vivimos unos
momentos de gran preocupación por parte de la sociedad española ya que se ha
creado una gran conciencia en nuestra sociedad por la problemática de estos
niños. “Lo fundamental en la
Educación Especial es crear hombres conscientes, responsables y estabilizados,
que puedan desempeñar cualquier función social con más o menos formación”. Ha
terminado la jornada matinal: Los niños emprenden el regreso a sus casas en
unos flamantes autobuses que son subvencionados por el Ministerio de Educación
y Ciencia. Después de finalizar la comida en el Hospital Infantil de San
Rafael, recorremos el centro hospitalario Juandediano de San Rafael y nos
encontramos con un centro modélico para la recuperación de los niños lisiados, poliomielíticos…con
la ayuda de un Hermano Hospitalario recorremos el hospital. Toda clase de
especialidades y superespecialidades se estudian, consultan y operan aquí. Se
nos muestran los archivos y nos damos cuenta del número elevadísimo de enfermos
tratados en este hospital, debido a la generosidad de los madrileños
principalmente, posee un instrumental modernísimos ante el cual los visitantes
no sabemos cuál valorar, si los aparatos de Rayos X automáticos o el de
Odontología o… un gimnasio completísimo. Las clases también nos impresionaron vivamente
pues es en la misma sala donde el niño esta acostado donde recibe la docencia.
Esto a mí no me impresionó porque así estaba yo dando las clases en el
Sanatorio Marítimo. Sin tiempo que perder nos dirigimos a la Calles Mejía
Lequerica donde estaba instalado el Instituto Municipal de Educación y donde
nos esperaban los Directores D. Félix López Gete y D. José Lillo. Nos reciben
con gran amabilidad y nos explican la historia del Centro. El mayor contingente
son niños con problemas sensoriales, por tanto la debilidad mental es escasa
Este centro se dedica exclusivamente para alumnos madrileños ya que esta creado
por el Ayuntamiento madrileño y en régimen de externado. Recorriendo sus
instalaciones el gabinete de hipoacúsicos resalta por su perfección y completo,
causando sensación también el “detector de mentiras” recién recibido y aun no
en funcionamiento. Las relaciones con las familias, aun siendo esencial en la
educación, no son lo estrechas que deseasen porque falta la colaboración de los
padres. Cuando se habla de recuperación, nos dice el Dr. Gete, padres y
profesores hablan distintos idiomas. El programa de asistencia social,
vigilando la familia, suple, en parte, este bache. Hablando sobre el internado,
nos dice el Dr. Gete siempre es un mal pero necesario. Es imprescindible cuando
existen problemas del niño o de la familia, conveniencia del niño, exigencia de
los padres, situación geográfica etc. Actualmente este Instituto estaba
luchando en tres frentes: a) Imposibilidad de ampliación del Centro, b)
Separación de sexos y c) Talleres
necesarios. Abandonamos el Instituto
Municipal y nos dirigimos a visitar el Centro de Dña. Carmen Gil Gayarre cuya
población de usuarios son niños y jóvenes con Síndrome Down. Dña. Carmen nos
atiende con su amabilidad y entusiasmo hacia estos niños. Todos están
trabajando en distintos talleres de cartonaje, encuadernación, alfombras,
carpintería, electricidad, cerámica etc. O escuchando la correspondiente
lección de cultura general adaptada a su mentalidad e impartida por un
profesor. Vemos la despedida que Dña. Carmen hace a sus alumnos al abandonar el
centro y comprobamos la gran labor de solidaridad y ayuda que realiza con todos
ellos, digna de encomio.
(Situémonos al hablar de estos
temas de la educación especial allá por los años 70-80 del pasado siglo XX). Finalizada la exposición de Dña. María
iniciamos un recorrido por las distintas dependencias del Instituto donde
pudimos observar el orden, constancia y adecuación de los métodos empleados,
resaltando la armonía entre trabajo colectivo e individual que con los niños
necesitados se realiza, pasando por las distintas dependencias que cada alumno
precise. Los equipos de Oftalmología y audiometría nos sorprendieron muy
gratamente por su perfección y originalidad. En cuanto a Iniciación profesional
no se pretende especializarles sino desarrollarles las “aptitudes básicas” que
serán fundamentales para su actuación posterior. Finalizada esta interesante y
aprovechada visita por el Instituto, Dña. María nos reunió de nuevo en su
despacho y si quisiéramos concretar en unas palabras su enseñanza, diríamos con
palabras suyas:
Gerardo Alonso Matias.
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