Corría la década de los años 80, la sociedad ya iba asumiendo
la problemática de los niños discapacitados, El Ministerio iba legislando
normas y leyes para la formación del profesorado de Educación Especial, se iban
construyendo nuevos centros para esta clase de alumnos etc. En fin, se iba
ganando poco a poco la batalla y el olvido en que estos niños y jóvenes se
encontraban. Ante todas estas
situaciones nuevas yo siempre me hacia la misma pregunta: Estamos educando
eficientemente a esta clase de niños? Muchas incógnitas se me presentaban, y
siempre me surgía la misma pregunta. Qué es educar? Qué entiendes por Educación
con mayúscula? Y yo mismo me daba la respuesta. Si lo miramos bajo el prisma
de la Teología llegamos a la conclusión, que educar es preparar para la vida, para
la vida temporal y para la vida eterna. Nuestra misión de educadores debe de consistir
en conducir al niño hacia la vida, por la vida y para la vida. Pero quienes
deben de educar? Decía el papa Pio XI y
la experiencia nos lo confirmaba, que la Educación es obra necesariamente
social, no solitaria. Rápidamente me viene a la cabeza los tres tipos de
sociedad necesarias, distintas pero armónicamente unidas por El Creador, en
el seno de las cuales, nace el hombre: Familia, Sociedad Civil, Iglesia.
Alumnos en clase con profesora. |
Entonces qué es el maestro, el profesor? Yo me atrevería a
decir sencillamente, que es el delegado, el sustituto, en cierto sentido, de
esas tres sociedades, pero de una manera preferente de la familiar y civil y
aún diría más, es el encargado, por la autoridad civil, para dar la formación,
que por derecho natural compete a los padres.
El hombre que tiene en sus manos el porvenir de unos niños y diría más, es el forjador del hombre del mañana en toda la extensión de su ser. Los Maestros de la Enseñanza Primaria como nos llama la legislación vigente (recuérdese que estamos en los años 80) quizá en teoría hayamos tenido una formación inferior a otras profesiones, pero en la práctica nuestro caudal de conocimientos necesita ser casi enciclopédico. Ahora con la aprobación de la nueva Ley de Enseñanza Primaria se ha ampliado esta formación básica de lo cual me alegro enormemente. En cuanto a la actuación de los maestros siempre, bajo mi punto de vista, siempre, hemos pretendido ser formadores de la Inteligencia, del Carácter, de la Voluntad etc. de cuantos niños y jóvenes se nos ha confiado. Pienso que si alguno no actuaba de esta forma se habrá engañado a sí mismo.
Cómo es el discapacitado intelectual? Yo me atrevo a decir
que substancialmente idéntico al niño normal. Ontológicamente también, pero
porque es insuficiente psíquico surgió la desadaptación caracterial, pero es
esta desadaptación la que paulatinamente va agravando su desajuste psíquico.
Llegado a este punto yo me pregunto: Cómo debe de ser el
Maestro (yo siempre empleo la palabra Maestro, no la palabra profesor) que se
dedica a la enseñanza de los niños discapacitados intelectuales? Yo me atrevo a
decir y a afirmar, que debe de ser como el maestro de niños “normales” y un
poco más. Este poco más me es difícil decir en qué consiste: Lo del normal
llevado al máximo. Además: Salud física, temperamento alegre, resistencia
nerviosa, optimismo, mucho optimismo, tenacidad, gran sensibilidad, amplia
intuición y comprensión, espíritu de sacrificio y abnegación y todo esto lo
podemos sintetizar en una palabra: Capacidad de autoeducación, pues
difícilmente influirá en la conducta del alumno si no es capaz de superarse a
sí mismo. Tengamos siempre muy en cuenta,
que el niño, el joven discapacitado intelectual no ve las cosas tal como la sociedad
se las presenta, sino bajo el prisma de sus intereses, que en esencia están
desajustados a la realidad. Pero yo me pregunto: podrá el niño, el joven
discapacitado soslayar la educación recibida en los ambientes desfavorables de
la sociedad?
Decía un pensador español que “La Pedagogía es la ciencia de transformar las sociedades”. Es fácil que nunca se haya realizado tan categóricamente como decía este señor. Pero que La Pedagogía ejerce un factor decisivo en el rumbo de las sociedades, nadie lo pondrá en tela de juicio. Podemos preguntarnos si La Pedagogía Terapéutica no tiene que ejercer el mismo influjo transformativo.
Alumnos en clase con el profesor. |
Estos niños discapacitados intelectuales se les catalogaba en
tres estadios: Ligeros, medios y profundos. En los profundos es muy difícil la
rehabilitación, aunque soy de los que opinan, que con un buen tratamiento, se
consigue poco, pero se consigue bastante.
Los débiles y los medios con aptitudes mínimas, estoy convencido que sí
se rehabilitan. A lo largo de mi
dilatada vida laboral con estos alumnos, he comprobado que muchos de ellos en
un tanto por ciento bastante elevado han salido adelante y han encontrado un
puesto de trabajo que les ha servido para enfrentarse a sus necesidades vitales.
Doña María Soriano
decía “de poco nos sirve que la familia haya comprendido la necesidad de
“educar” a su hijo discapacitado, si la sociedad no los admite dentro de su grey”.
Pero esto es otra historia.
El agua, gota a gota puede horadar el más duro mineral. Si
Vd., y Vd. Y todos Vds. Cooperan con sus centros educativos, entonces es cuando
de verdad podemos decir:
HEMOS EDUCADO EFICIENTEMENTE AL NIÑO DISCAPACITADO.
Gerardo Alonso Matías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario