Dado su interés, para todos nosotros, transcribimos integra
la última entrevista que el H. Antonio concedió a D. Manuel Robles en “Religión Digital."
Antonio Blanco, Hermano del Sanatorio Marítimo de Gijón
"San Juan de Dios
siempre repetía: 'Primero el cuerpo, luego el alma'"
"Es una gracia de
Dios el haber dedicado toda una vida a estos chicos y chicas con
discapacidad"
"El que escucha a
los enfermos tiene la mitad del camino de la misericordia andado"
Por el Sanatorio Marítimo pasan todos los días 250 chicos
y chicas, más 135 internos que viven en este centro de discapacitados, situado
a las afueras de Gijón, cerca del mar Cantábrico. Pero lo mejor de todo no es
el edificio material, sino el aire de familia bien avenida y el cariño que
reina entre estos jóvenes discapacitados, los Hermanos de San Juan de Dios y
los profesionales que los atienden. El Hno. Antonio Blanco Rodríguez, es
natural del Bierzo, exactamente de Rozuelo, (León) enfermero diplomado, lleva toda una vida
repartiendo panecillos de misericordia y, actualmente, es el encargado de la
formación religiosa de estos jóvenes con deficiencia intelectual que residen en
el Sanatorio Marítimo de Gijón.
-¿Por qué te hiciste religioso de San Juan de Dios?
-En mi vocación influyó muchísimo mi bisabuela, que se
llamaba Natalia, porque era una mujer extraordinaria. No había fiesta
importante del pueblo que no acudiera a llevar a los más pobres de Rozuelo,
(Bierzo) alguna cosa para comer. En Navidad, en la fiesta de la Patrona del
pueblo, cuando hacíamos la matanza, allí estaba mi bisabuela apartando alguna
cosa para llevárselo a los más pobres del pueblo. Ahí empezó todo para que yo
me fuera, en 1952, y con 13 años, a los hermanos de San Juan de Dios a Palencia.
El H. Antonio delante del altar de la capilla del Marítimo |
-¿Qué te dan estos chicos y chicas con discapacidad
intelectual?
-A mi me enseñan a ser muy humano. Ellos se mueven siempre
por el sentimiento y esperan tu cariño y que les escuches. Pienso que es una
gracia muy importante de Dios el haber dedicado toda una vida a estar con estos
chicos y chicas. Parece que sólo están para recibir, pero también dan de esa
bondad que tienen en el corazón. Yo no cambio mi vocación por nada.
-¿Cómo realizas la atención religiosa a estos jóvenes con
discapacidad intelectual?
-Nunca me olvido de que son personas, con una discapacidad
intelectual, pero personas. Además hay que llegar a ellos a través de los
sentimientos. Les cuesta mucho entender ideas o cosas abstractas, pero
entienden bien las cosas a través de los signos, la música y los medios
audiovisuales. Por ejemplo, el miércoles de ceniza la homilía consistió en
mostrarles una barra de pan y el libro litúrgico de la Palabra para hacerles
entender que hay que comer pan y también alimentarse de ese pan que es la Palabra
de Dios.
-¿Son capaces de rezar alguna oración cristiana?
-Ya lo creo que si. Todos se saben el padrenuestro, el
avemaría y algunos la Salve. El concepto de Dios puede que les resulte algo
abstracto, pero la figura de Jesús la entienden perfectamente. Lo mismo pasa
con su amor a la Virgen, que lo captan de maravilla. En la Misa dominical
participan a través de los signos, de los cantos y del lenguaje audiovisual.
Una cosa que es importante para ellos es que la Misa no sea larga, no se puede
pasar de los 35 minutos.
-¿La Iglesia en general tiene un poco "olvidada"
la misericordia?
-Todo lo contrario, hoy más que nunca la misericordia está
en primer plano. Una de las bienaventuranzas para los cristianos es ser
misericordiosos como lo fue Jesús con toda clase de personas. También el
evangelio nos recuerda esa hermosa parábola del buen Samaritano para que seamos
misericordiosos. No cabe duda que en la Iglesia, como humanos que somos,
tenemos fallos, pero gracias a la misericordia hemos hecho una gran labor y la
seguiremos haciendo.
-¿Qué espera un enfermo cuando alguien le hace una visita?
-Sobre todo que se le escuche. El que escucha a los enfermos
tiene la mitad del camino de la misericordia andado. Si yo escucho a un
enfermo, será fácil saber qué necesita, si no escucho, hago que aumente su
angustia. En este mucho nuestro que va tan rápido, tanto los sanos como los
enfermos necesitan que se les escuche. El que está solo, el que se siente
débil, el que sufre, lo primero que pide es que se le escuche.
-¿Cómo hacía San Juan de Dios su atención a los enfermos?
-Repetía siempre lo mismo: "Primero el cuerpo, luego el
alma". Se preocupaba de tuvieran un lugar digno, cada uno su cama, que se
les tratara como seres humanos, aunque fueran pobres. Luego, venían las atenciones
espirituales, pero primero la misericordias corporal con el enfermo."
Gerardo Alonso Matías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario