Situémonos en los albores de los años 80, en estos años
hablar de los niños discapacitados intelectuales era bastante difícil, yo me
atrevería decía, bastante complicado. Pues bien, voy a intentar expresar a mi
manera, lo que D. Gabino Díaz Merchán, Arzobispo de Oviedo decía y pensaba por
aquellos años.
El Sanatorio Marítimo de los Hermanos Hospitalarios de San
Juan de Dios es una constante caminar hacia la habilitación. La preocupación
surgió con fuerza de auténtica vocación. Porque se necesita mucha fuerza, mucha
vocación, mucha esperanza, mucho entusiasmo y mucha ayuda para afrontar el
complejo problema de la educación de estas criaturas.
D. Gabino Díaz Merchán visitando a los niños discapacitados |
Los Centros de enseñanza especial se han levantado en nuestro
país, gracias al interés de las propias familias, gracias al Estado y gracias
también a quienes por vocación de Dios están en vanguardia dispuestos a la
lucha, entregados sin reserva a todos estos niños y jóvenes, que
necesitan mucha más dedicación que ningún otro ser. El Sanatorio Marítimo en
medio de la lucha diaria por los niños afectados con problemas de índole
física, surge otro problema gravísimo y no abordado, hasta ahora, el de los niños deficientes. Ahí nos encontramos con un nuevo mundo
extraordinario, lleno de humanidad, puesto ahora al descubierto. Esta es la gran verdad que se halla en el rostro
inexpresivo, a veces, de los niños discapacitados en plan de habilitación. La
gran verdad de la inocencia, de la sencillez. En el Sanatorio Marítimo, se
levanta por primera vez una nueva ola de un mundo insospechado lleno de vigor,
de fe, de ilusión en los futuros, inciertos para los niños y para cuantos les
rodean. Si usted se acerca al Sanatorio Marítimo y se adentra por la sección de
discapacitados intelectuales podrá ver y sentir muchas cosas; acaso bellamente
diferentes del mundo, que se mueve sólo a unos metros fuera del Sanatorio
Marítimo. Quizá la sonrisa amplia de algún muchacho, hasta ahora triste, desde
hace muchos años, pueda ser la impresión que le haga creer de firme en la
verdad de todo esto, más aún, que en los gabinetes de la Logopedia o
consultorios de Psiquiatría o de Psicología. Sin ninguna duda podemos afirmar
que el Sanatorio Marítimo de los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios es
la gran esperanza para Asturias.
D. Gabino Díaz Merchán visita el taller de soldadura |
A) Los Centros de reconocimiento,
diagnóstico y orientación, son un complemento indispensable para la ardua labor
de habilitación.
B) El primer contacto del
ambiente con el niño tiene una fundamental razón médico-psicopedagógica.
C) En cada gesto o palabra el niño
revela importantes aspectos de su personalidad.
D)En el Sanatorio Marítimo funciona
también una consulta de Psiquiatría
En otro comentario anterior se hacía una orientación hacia el
doble problema: Por un lado la enfermedad con sus secuelas o consecuencias y de
otro su mundo, el mundo que le rodea. La familia que a veces puede ser la causa
de muchos retrasos o pseudoretrasos, bien por su incomprensión, por su falta de
decisión o por su negativismo a aceptar la realidad del problema en toda su
dimensión. Debe ser sin duda, el motor e impulsor hacia la habilitación de su
hijo.
D. Gabino Díaz Merchán posa con el taller de electricidad |
En la clasificación de los niños el importantísimo factor del
ambiente familiar, seguramente, inintencionadamente puede ser pernicioso en el
desenvolvimiento normal del niño. De este principio dimana la necesidad de
Centros de reconocimiento, diagnósticos y orientación en la labor
médico-psicopedagógica como puntos clave. De aquí ha de revelarse la
orientación a seguir por los centros de enseñanza especializados. Una vez que
los niños son clasificados en el Sanatorio Marítimo y después de haber sido
sometidos a una serie de pruebas psicológicas que abarcan la persona del niño
en su totalidad, se hallará orientado hacia el Centro Especializado donde se
trabajará con eficacia el retraso que el niño pueda ofrecer. El nuevo mundo que
le espera no exige bajo ningún pretexto el alejamiento temporal o definitivo
del ambiente social donde precisamente se pretende colocarlo. Es necesario
el trato familiar siempre que sea posible. Las salidas a la vida normal
son imprescindibles. De esta manera sus facultades afectivas de un lado y
la aceptación sincera de la realidad de otro, se van cultivando como se cultiva
una planta, que hemos de sacar del invernadero. Al niño discapacitado se le
recibe en lo que ha de ser su hogar con cariño y con un ambiente de confianza.
Esto es fundamental y decisivo. El niño se comporta siempre de un modo distinto
ante un conocido y ante un extraño. El niño es algo más que los datos técnicos
de una ficha psicológica. D. Gabino en su disertación dice: El Sanatorio
Marítimo de Los Hermanos de San Juan de Dios son una esperanza para
Asturias. El Centro cuenta para la educación e integración de estos niños
con una notable organización técnica. Cada niño y joven serán educados en una
actividad pre profesional con vista en un futuro a su posible integración
social. El Centro se ampliará, si Asturias lo quiere, para atender al mayor
número de niños y niñas. No pensemos que crear esta nueva sección para niños y
niñas discapacitados es nueva en La Orden Hospitalaria de San Juan de Dios no,
en países como Irlanda, Francia, Alemania, Australia e Inglaterra, la Orden de
San Juan de Dios tiene centros dedicados desde hace muchísimos años a la
educación de estas criaturas en todos sus grados de retraso y esto constituye
una gran experiencia.
Nota. Más adelante continuaremos con estas interesantes y
doctas consideraciones que D. Gabino, Arzobispo de Oviedo hizo en
su día sobre el Sanatorio Marítimo y sobre la labor de Orden Hospitalaria de
Los Hermanos de San Juan de Dios. En el campo de la Educación Especial.
Gerardo Alonso Matías
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